sábado, enero 28, 2006

En el ocaso


Hoy estoy aquí, luego de haber estado presente en tu partida, hablándole al viento y el espíritu que siento aún conmigo, ese día no dije todo lo que quería decir y lo que dije no fue, tal vez, lo que quería decir.
Mi abuelita se fue y mientras estuvo con nosotros su ejemplo de valor, coraje y entrega a los demás fue indiscutible, su valentía para afrontar la vida a pesar de las duras pruebas que le presentó, está fuera de cualquier discusión, jamás se quejó de su suerte o de la vida que Dios le había dado, a pesar de todo siguió adelante, nunca se quejó y muy por el contrario, siempre buscó la manera de que sus acciones estuvieran de acuerdo con lo que Dios quería para ella, ese ejemplo seguirá con quienes fuimos y somos su familia, el de agradecer la vida que Dios te da, de la mejor manera posible, viviéndola tal cual viene, sin cuestionar para que o porqué, sino que tomándola como viene y aportando lo que más puedas de tu parte.

Lo que nos queda a quienes la amamos y fuimos su familia, es el gran amor que ella tuvo para nosotros, la entrega a los demás, su constante preocupación por sus seres queridos y su entereza para enfrentar la vida no importando lo que se te venga encima, y eso sólo los fuertes pueden hacerlo, es privilegio de pocos elegidos, que sobresalen por encima del común de los mortales, que sólo pueden mirar desde el suelo las grandeza de esos espíritus.

En lo personal me enorgullezco de que ella hubiese sido mi abuelita, y haber podido ver su grandeza y de por cierto haberla comprendido, aun que fuera en la miope mirada que da la mediocridad del ser humano común .

1 comentario:

Mayor Mente (Recargado) dijo...

Pucha, te entiendo, se fue mi vieja linda y la extraño todos los días de mi vida, al menos se que debe estar muerta de la risa con tu abuela, total como allá no hay vejez ni nada lo deben estar pasando chancho, esperando a que nos arranquemos a saludar

saludos, que pena leerte asi pero bueno, es bueno leerte

Mente